miércoles, 30 de abril de 2008

El cambio necesario para la evolución

La aparición de las sociedades de la tercera fase o de la información ha propuesto un inmensurable incremento de conocimientos y disponibilidad de los mismos.

Ya no necesitamos ir a la Biblioteca Nacional para encontrar información de un determinado tema, ni viajar a Londres para conocerla. Eso es tema del pasado; la era de Internet nos propone mayor disponibilidad de conocimientos y hasta una nueva forma de sociabilizar (desde las mensajerias instantáneas, los chats, las teleconferencias a los fotolog, blogs, etc).

Esto a la vez es producto y productor de mayor alfabetización. El aumento del volumen de información y la complejidad del mismo requiere por un lado mayores conocimientos previos y produce por otro lado más capacidad de retención y aprendizaje.

“Un nativo de la era de la información”, como lo definen en el diario El Día, está acostumbrado al uso corriente del Internet, en donde en un abrir y cerrar de ojos encuentra la información que busca. El periódico comentaba sobre un regalo que había recibido un niño de seis; una iguana, ante esto él opto por el uso de ésta tecnología (nueva para los viejos, natural para los jóvenes) buscando que come, como cuidarla etc. Viéndolo actuar así la sociedad tradicional, en éste caso los padres, lo miran perplejos, ante la facilidad de un pequeño niño de seis años para manejar esta nueva tecnología, sobre la capacidad intelectual del mismo y como esto incide en su forma de pensar y manejarse.

Si bien este avance es de uso corriente en los jóvenes no ha sido incorporado en la escuela, que si bien es trasmisora de conocimientos, éstos son básicos. Planteando una postura educativa conservadora, la escuela no acepta la Nueva Era por lo que termina siendo cognitivamente y metodológicamente lenta. Al no aceptarla, no permite que ésta llegue a todos por igual, sólo a quienes pueden proporcionársela por sus propios medios.

A pesar que esto es una falla en el proceso evolutivo (no olvidemos que las instituciones educativas están dirigidas por una sociedad tradicional) estamos a tiempo de cambiarlo, y no es una opción, debemos hacerlo. El problema yace en el miedo de algunos frente al exceso de fuentes e inexactitud que plantea Internet. Y ahí es donde están confundidos; estos “nuevos” conocimientos además de ser más complejos son también más controlables. Es decir, la información ya no es exclusiva de unos pocos ni de un experto en una determinada área, por lo que ya es común y natural, como dice Raffaele Simone, preguntarse de dónde viene y cómo se ha conseguido dichos datos.

En la otra cara de la moneda, para el Estado, el control cada vez se hace más difícil; Internet es controlado por las masas y sus usuarios, a la vez se convierten en los grandes productores de la misma tecnología con su práctica. Esto la vuelve ausente de control; es indomable por los gobiernos y por consiguiente éstos le temen. Le temen a la instantaneidad e interactividad de la comunicación.

Frente a todo esto, yo propondría como bien dice Manuel Castells: “enseñar a los que enseñan”, para reformar la tradicional y conservadora educación. De ésta forma todos, equitativamente, podrían aprovechar el nuevo sistema tecnológico de comunicación para un acceso masivo a la información y el conocimiento facilitado. Esto podría cambiar las relaciones de poder en el mundo ya que “un pueblo ignorante es un instrumento ciego de su propia destrucción” como dijo el Libertador de América, Simón Bolívar.


No hay comentarios: